La construcción con madera: Una ciudad más sostenible

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El 71% de la metrópoli de Barcelona cuenta con espacios de gran valor ambiental. De hecho, los parques metropolitanos alojan unos 30.000 árboles, los auténticos conectores entre espacios naturales y tejido urbano. La infraestructura verde metropolitana ocupa el 52% del territorio. La mayoría de masa forestal, se encuentra en los macizos montañosos del litoral y del prelitoral: la sierra de Collserola, la sierra de Marina, las montañas del Bajo y los macizos del Garraf y del Ordal. Estos parajes constituyen 17.000 hectáreas de bosques.

Con estas cifras sobre la mesa, ante la emergencia climática, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) apuesta para impulsar la gestión forestal en el marco de sus competencias. Así, además de mejorar la infraestructura verde metropolitana e impulsar la conservación activa de sus espacios naturales, tal como ya estaba haciendo hasta ahora, también trabaja para impulsar la construcción con madera, reducir el riesgo de incendios y fomentar la economía verde y circular.

"Tenemos que reducir casi un 20% de la huella actual de dióxido de carbono en edificación para el periodo 2025-2029, y llegar al 35% de cara al año 2030”

“Desde el AMB, estamos comprometidos con la sostenibilidad y con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Por eso tenemos un protocolo que incluye diferentes aspectos que se concretan en 19 criterios. Uno de los criterios es el que hace referencia a la utilización de materiales y a la minimización de la huella de dióxido de carbono, y prevé la utilización de la madera en viviendas y equipaciones. Para cumplir los objetivos que nos hemos marcado en este sentido, tenemos que reducir casi un 20% de la huella actual de dióxido de carbono en edificación para el periodo 2025-2029, y llegar al 35% de cara en 2030”, explica Antoni Farrero, coordinador general de la Oficina Técnica de Gerencia del AMB e ingeniero forestal.

El AMB trabaja para favorecer la construcción de edificios más sostenibles y saludables en los cuales predomine la madera, puesto que es un material que permite reducir la huella ecológica. De hecho, por cada metro cúbico de madera utilizada se evita la emisión a la atmósfera de aproximadamente una tonelada de dióxido de carbono. “Nuestra estrategia responde a la voluntad de fomentar la utilización de la madera en todas nuestras actuaciones, como por ejemplo en la construcción de viviendas, y crear una demanda que sea asumible con madera local. De hecho, el 75% de los bosques metropolitanos generan madera susceptible de ser utilizada con estos objetivos. Trabajamos para que la madera del área metropolitana, de acuerdo con sus características, sea apta para la construcción”, señala Farrero.

La construcción pionera con madera de la AMB es el edificio PISA, situado en Cornellà de Llobregat y que consta de 85 viviendas de protección oficial. El proyecto ha recibido numerosos galardones arquitectónicos nacionales e internacionales a la innovación, así como por el hecho de incluir la madera como elemento predominante. Con este aval, ahora, el AMB construye tres edificios nuevos hechos con estructura de madera: el Archivo Municipal de Ripollet, la guardería El Pequeño Mamut de Sant Vicenç dels Horts, y la ampliación del instituto de Tiana. Así, todas estas construcciones tienen en común la innovación, la sostenibilidad, la contribución a la descarbonización, la regulación térmica y el impulso al producto de kilómetro cero.

“De un bosque pueden salir diferentes tipos de material, no solo madera. Por eso, también queremos dar salida a la biomasa, para hacer que la energía de nuestras equipaciones públicas venga del mismo material generado en una economía circular que proviene de los bosques metropolitanos”, exprés Isidre Serra, vicepresidente de políticas forestales del AMB. Por este motivo, el ente metropolitano pondrá en funcionamiento este invierno cinco calderas de biomasa en los municipios de Pallejà, Corbera de Llobregat, Sant Boi de Llobregat, Torrelles de Llobregat y Sant Climent de Llobregat, que permitirán reducir 375,60 toneladas anuales de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. “Desde el AMB apoyamos económico a estas iniciativas, así como asesoramiento y coordinación técnica en los diferentes ayuntamientos. Además, se da el caso que la zona periurbana con bosques forestales se ubica en los municipios de menos de 20.000 habitantes de nuestra metrópoli”, indica Serra. Con esta acción, la AMB potencia la gestión forestal de las montañas del Baix Llobregat e impulsa energías renovables en un proceso de economía circular que permite optimizar los recursos económicos de las arcas públicas.

“También estamos estudiando la puesta en marcha de otro proyecto vinculado a la planta de transferencia de Viladecans donde gestionamos los voluminosos, como por ejemplo muebles y elementos que contienen madera. Allá se limpian de barnices y se trituran para hacer tablero conglomerado y de partícula, mientras que el resto se lo llevan para biomasa. Nos gustaría cerrar el ciclo y producir los tacos de madera que sirven para unir palés. Con esto reduciríamos el consumo de madera natural en estos palés y nos permitiría acabar de reciclar una parte”, avanza Farrero también en esta línea.

Si queréis leer más información podéis lleer la notícia entera en la página web de ara.cat.