Llamas a cámara lenta
El aumento de temperaturas de las aguas acabó desencadenando un incendio a cámara lenta. «Los efectos de las olas de calor marinas no se ven en el momento, sino que tardan meses a hacerse visibles. Todavía estamos recogiendo datos sobre el que pasó en verano. Por ahora solo tenemos los datos preliminares y, aun así, la imagen es devastadora», explica Garrabou. El biólogo marino explica, por ejemplo, que hay especies que han quedado diezmadas en cuestión de meses. Sobre todo en el caso de las especies «ancladas» a tierra. «En el mar pasa el mismo que a los incendios forestales. Cuando brota el fuego, los más afectados son los árboles y las especies que no pueden huir de las llamas», explica el científico.
Ahora mismo, bajo las aguas del Mediterráneo, hay «bosques» de corales que han quedado totalmente calcinados. Incluso se ven ejemplares de corales centenarios, de más de un metro de altura, que han quedado reducidos a un esqueleto. La misma imagen se repite en poblaciones de algas, esponjas y estrellas de mar típicas del Mediterráneo. Todavía no hay cifras definitivas sobre el total de especies y ejemplares afectados, pero, según advierten los expertos, en algunos casos se podrían haber perdido más del 80% de los individuos de algunas poblaciones. Esto supone uno de los episodios de mortalidad masiva más graves registrados hasta ahora.
«Recuerdo que a los inicios de mi carrera, cuando empecé a investigar sobre estos fenómenos, ya se hablaba de como el aumento de temperaturas de las aguas acabaría desencadenando estos problemas, pero, aun así, no esperaba verlo en persona. Pensaba que pasaría hacia finales de siglo», comenta Garrabou. «Nunca habría imaginado que vería extinciones locales de especies en el Mediterráneo», añade.