Los bosques del Mediterráneo, uno de los que tiene más riesgo de morir por sequía del mundo

18 septiembre 2023
zona boscosa amb sequera
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Un equipo internacional liderado por el CREAF con participación de la Universitat Autònoma de Barcelona ha publicado un nuevo método para caracterizar qué bosques del mundo son más vulnerables a la carencia de agua, entre los cuales hay los de la cuenca mediterránea. El nuevo modelo de predicción utiliza datos fisiológicos que describen como se lo hacen los árboles para soportar la falta de agua, pero también incluye datos climáticos de cada bioma y datos evolutivos para ver el bosque desde una nueva perspectiva mucho más holística.

Bosques de todo el mundo están sufriendo mortalidad a causa de un incremento de la frecuencia e intensidad de la sequía. Recientemente, la prestigiosa revista Nature Ecology and Evolution, ha publicado un estudio liderado por Pablo Sanchez-Martinez, investigador del CREAF, en el que presenta unos mapas mundiales que describen qué bosques tienen más riesgo de morir por culpa de la carencia de agua.

""Los datos fisiológicos por especie nos dicen que muchos árboles mediterráneos están muy bien adaptados a la sequía. Aun así, nuestro modelo apunta que estos bosques tienen un riesgo muy alto de sufrir muerto por sequía""

Los bosques de la cuenca mediterránea, el sur de Australia, y noroeste de la Amazonia y de los Estados Unidos son aquellos que, según el modelo de predicción publicado, son los más vulnerables. Para hacer estos mapas a escala mundial, el investigador y su equipo han determinado un nuevo método que incluye datos fisiológicos sobre las estrategias de miles de especies para superar la carencia de agua, datos evolutivos y filogenéticas sobre cómo ha evolucionado la adaptación a la sequía, y datos del suelo y del clima de cada bioma del mundo.

La innovación más importante de este nuevo método se basa en el hecho que evalúa el bosque como un ecosistema entero, un conjunto de organismos que responden de forma diferente a las condiciones externas, y esto permite predecir en una escala mucho más grande los impactos del cambio climático en los bosques de todo el mundo.  

“Los datos fisiológicos por especie nos dicen que muchos árboles mediterráneos están muy bien adaptados a la sequía. Aun así, nuestro modelo apunta que estos bosques tienen un riesgo muy alto de sufrir muerto por sequía. Esto se debe a que nuestro método permite hacer un zoom-out y ver que esta zona contiene también especies muy sensibles a la sequía y que sufrimos sequías cada vez más recurrentes y largas”, explica Pablo Sánchez-Martínez, autor principal de este estudio que forma parte de su tesis doctoral.   

En el estudio también y han participado Maurizio Mencuccini, investigador ICREAF al CREAF y Jordi Martínez-Vilalta, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona y también investigador del CREAF.

En general, cuando los árboles mueren por sequías extremas se debe a que el agua no puede circular bien dentro del tronco porque sus cañerías (denominadas xilema) pierden fuerza o quedan taponades, un proceso llamado “fracaso hidráulico”. 

La ciencia conoce parámetros fisiológicos que nos indican si una especie o un árbol están más o menos protegidos ante este fracaso hidráulico, uno de los más relevantes es el “margen de seguridad hidráulica”, el margen entre la cantidad de agua que el árbol puede movilizar cuando hay sequía y la cantidad mínima de agua que necesita para sobrevivir. 

Como los camellos, hay árboles que tienen un gran margen y pueden soportar la falta de agua porque lo almacenamos y necesitan poca para vivir. No obstante, hay otros que no están adaptados a estas condiciones, cosa que los hace muy vulnerables a la sequía. Si conociéramos estos datos por todas las especies vegetales del mundo podíamos hacer predicciones cuidadosas, aun así, solo se tienen datos de este parámetro del 1,5% de todas las especies vegetales del mundo.

Así pues, los datos fisiológicos como esta son claves para comprender qué bosques tienen más riesgo de sufrir fallos hidráulicos y morir por sequía, pero son datos con limitaciones que ahora incluidas dentro de este nuevo modelo dan información muy útil a nivel más general. “Este estudio presenta por primera vez una caracterización global del riesgo de mortalidad de los bosques, pero todavía queda mucho trabajo a hacer y las predicciones propuestas en este artículo su un primer paso que tendrá que ser complementado y mejorado en el futuro próximo”, concluye Pablo Sánchez.