Con la llegada del calor, especialmente esta semana en la cual hemos visto como varios puntos de Cataluña han sobrepasado los 40 grados, el peligro de incendio aumenta exponencialmente. Las altas temperaturas y la temporada de turismo ponen en tensión los bosques catalanes y los hacen más propensos a sufrir un desastre ecológico en forma de incendio. Los expertos señalan que los trabajos para preparar los bosques de Cataluña se realizan durante todo el año, no solo durante el verano, puesto que explican que se ha perdido la estacionalidad de los incendios y pueden ocurrir en cualquier momento.
José Àngel Terés, jefe de la Sección de Gestión de la Prevención de Incendios Forestales e ingeniero forestal al departamento de Acción Climática, hace valer los trabajos de la administración, puesto que “el peligro de incendio forestal no va ligado solo al calor, puede venir todo el año” y es por eso que “no se trabaja pensando con el verano, se trabaja de fondo, se trabaja durante todo el año con subvenciones e inversiones, con construcciones y actuaciones sobre el terreno”.
Las altas temperaturas y las sequías, amenazas constantes
Estos últimos años Cataluña ha sufrido un periodo de sequía que ha llevado al límite el territorio, las administraciones y la población de Cataluña. La falta de agua no solo puede representar la muerte de los árboles, una consecuencia directa, sino que este hecho puede incrementar la posibilidad de incendios, la violencia de estos y acabar de complicar las tareas de los servicios de bomberos para extinguir el fuego.
José Ángel Terés señala que la sequía ha provocado una “mortalidad de bosques muy grande”; pero no solo esto, sino que el jefe de la Sección de Gestión de la Prevención de Incendios Forestales alerta que “hay 50.000 hectáreas en proceso de decaimiento”, un hecho que amenaza la supervivencia de los árboles y los bosques. David Montserrat, miembro del grupo de Climatología del Departamento de Geografía de la Universitat de Barcelona señala que el aumento de las temperaturas hace que las plagas estén mucho más activas y que con los años “quizás morirán más árboles por decaimiento que por incendios”, un hecho que califica de “gran problema”. Y es que la muerte de los árboles y el impacto de las sequías juega un papel clave en el riesgo de incendio, puesto que “tenemos un problema con el cambio climático porque nos pondrá en zonas de peligro de incendio zonas que antes no lo estaban” señala un Terés que destaca que “nos preocupa el incendio que nunca ha pasado, estamos entrando en zonas de sequía y se tiene que hacer trabajos en zonas donde nunca se han hecho trabajos”.