“Cortar un árbol no es un crimen”. Así de contundente se ha mostrado este jueves el diputado delegado de Prevención de Incendios y Gestión Forestal y alcalde de Sant Pere de Torelló por ERC, Jordi Fàbrega, en la sesión informativa sobre la política de prevención de incendios de la Diputación de Barcelona y el Plan de información y vigilancia contraincendios forestales (PVI).
La sentencia tiene una explicación y es que, a ojos del diputado, hay que hacer “pedagogía a la ciudadanía para que entienda que cortar árboles quiere decir gestionar los bosques y que estos sobrevivan”. En otras palabras, la carencia de gestión de los bosques a la demarcación de Barcelona está comportando un aumento del riesgo de incendios en el territorio. De hecho, según Fàbrega, “hace 50 años entre los cascos urbanos y el bosque había zonas de cultivo que hacían de cortafuegos”. “El mosaico de tierras que era el país ha desaparecido”, ha lamentado el diputado.
En este sentido, más de la mitad del territorio está conformado por masa forestal y, en muchos casos, se trata de zonas no controladas. “Se tiene que gestionar el que se ha abandonado durante 25 años, porque si tenemos un bosque que crece de forma descontrolada, finalmente los árboles tendrán más enfermedades”, ha señalado Fàbrega. Se refería al hecho que la proliferación descontrolada de vegetación hace que, en contextos de sequía, los árboles tengan que luchar por la supervivencia y acaben muriendo. A la vez, el diputado ha añadido que el clima mediterráneo, sumado a la crisis climática, puede hacer que sufrimos “incendios de sexta generación”, es decir, los más destructores. “El que es un crimen es abandonar la gestión forestal y que haya muy combustible en el bosque”, ha considerado.
Todo esto, además, tiene un impacto directo sobre la población. Tal como ha recordado Fàbrega, la metrópoli es “una de las concentraciones demográficas más importantes de toda Europa con masa forestal enganchada en las ciudades”. Hay muchas poblaciones a la demarcación que, incluso, están rodeadas por bosques y su carencia de gestión hace que aumente el riesgo de afectaciones para la población en caso de incendios. Lo ha expresado de una forma todavía más contundente el jefe de la Oficina de Prevención Municipal de Incendios Forestales y Desarrollo Agrario, Jaume Minguell: “Tenemos el bosque a la puerta de casa y, por lo tanto, tenemos el fuego a la puerta”.