Otro factor que denuncia el sector son las trabas administrativas. “Hace años que el bosque se ha percibido como una cosa intocable y esto es erróneo, su conservación pasa por la gestión”, subraya Castelló. Explica que “han salido normativas que se están intentando cambiar, que en actuaciones de más de 10 hectáreas hay que hacer una evaluación de impacto ambiental; de marzo en agosto, coincidiendo con la nidificación de ciertos pájaros, algunas empresas tienen que parar, sin ayudas”. “Si quieres abrir un camino que ha quedado emboscado por el paso del tiempo para acceder a un encinar que se explota cada 25 años, también todo son trabas”, añade. “Cada vez se necesita más papeleo y hay más activaciones del plan Alfa por riesgo de incendios, que nos impide trabajar más días en el año”, añade Borroso.
Como que es un trabajo mal pagado, es lógico que los propietarios de los bosques (un 75% son de titularidad privada) no quisieran explotar los recursos, puesto que apenas sacaban rendimiento. “Pero ahora que empieza a ser un poco rentable no hay ni maquinaria, ni trabajadores, ni caminos...” dice Castelló.
“Además, al propietario no le llega la ganancia de un producto muy valorado”, añade Cano. Lo certifica Borroso, que considera que el “problema básico” del sector y que explicaría por qué el bosque no es más aprovechado es el precio que se paga por la materia prima producida. El que este año paga un cliente por una tonelada de leña ha aumentado, de media, unos 30 euros, pero este incremento –dice Borroso– no ha repercutido sobre el propietario forestal. “Se lo llevan los intermediarios”, explica.
La Generalitat es consciente de todos estos “cuellos de botella” que ahogan el sector y voz imprescindible incentivar la gestión forestal. También teniendo en cuenta la situación de emergencia climática como el actual, de elevado riesgo de incendios y la demanda de madera más grande a raíz de la situación económica mundial. “Hay que incentivar y colaborar con la propiedad privada con ayudas para que su trabajo sea rentable y viable”, explica Anna Sanitjas, directora general de Ecosistemas Forestales y Gestión del Medio. El Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural ha destinado este año un total de 13,5 millones de euros a ayudas de gestión forestal sostenibles, de los cuales cuatro millones son subvenciones para modernizar la maquinaria. Entre este año y el 2024, el departamento habrá invertido 12 millones de euros en ayudas destinadas a este concepto.
Sanitjas añade que durante esta legislatura se trabaja para “simplificar y agilizar trámites”, fomentar el asociacionismo forestal que permite a propietarios pequeños unirse para hacer planes de mejora conjuntos o pedir subvenciones, fomentar la formación y revalorizar la industria de la madera, que dice que en Cataluña tradicionalmente ha estado muy vinculada a productos de bajo valor añadido.